La agresividad escolar, definida por Berchowitz como cualquier forma de conducta que pretende herir física o psicológicamente a alguien, puede derivar en fenómenos como el bullying, ciberbullying y sexting. Estudios recientes cifran el acoso en las escuelas,  en un 27% en Andalucía, en menores de 6 a 18 años. Las consecuencias para las víctimas pueden ser devastadoras. La prevención desde la propia familia, el centro educativo y los profesionales son la clave para frenar estas prácticas, cuya finalidad son “dañar y controlar desde el ejercicio de alguna clase de poder” a un igual.